Rodri estudió Enfermería en la Universidad de Jaén. Tras haber trabajado y vivido en varias ciudades de España y del extranjero, empezó a trabajar como enfermero en la UCI del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia).
Su padre, pastor de ovejas, le comentó a Rodri que iba a jubilarse y vender el ganado. Entonces él decidió pedir una excedencia laboral para cumplir su sueño: volver a su aldea, ser pastor y regentar un alojamiento rural, todo a la vez. Había visto muchas veces en su aldea cómo el fruto del trabajo y el esfuerzo de toda una vida seleccionando las ovejas y cuidando del rebaño quedaba en el olvido por falta de relevo generacional, y no quería que eso pasara en su casa.
Y así empezó. Primero realizó los cursos de formación agraria para jóvenes agricultores (ocho módulos formativos, de dos meses y medio de duración incluyendo algunos cursos complementarios, para menores de 40 años que se incorporan a la actividad agraria). Con ello, tuvo acceso a una ayuda de 55 000 € (a fondo perdido) y a los derechos de la PAC. Los trámites los realizó a través de COAG-Jaén, entidad de la que es socio. Y en junio de 2019 se hizo cargo del rebaño: él tiene unas 480 ovejas de raza segureña (una raza autóctona que cuenta con una Indicación Geográfica Protegida) y su padre, unas 210. Entre los dos cuidan del rebaño. Tienen además 10-12 cabras, que ejercen de nodrizas. El grueso del rebaño pasta libre en unos terrenos comunales (entre el valle de Santiago y los Campos de Hernán Pelea), mientras que las ovejas parturientas y los corderos están en la granja. Tienen tres parideras al año: en enero, abril y septiembre.
Para emprender la actividad turística, en mayo de 2018 había iniciado la reforma de un cortijo de propiedad familiar (de sus tíos abuelos), ubicado en la misma aldea, a unos pocos metros de donde viven sus padres, para montar unos apartamentos turísticos. La casa se ha rehabilitado siguiendo la tipología arquitectónica de la zona (suelos de cemento, paredes de piedra originales, techo de «revoltones»…), dotándola de servicios y facilidades para los clientes (suelo radiante-refrescante, aire acondicionado, wifi, cocina con menaje completo, baño privado, etc.). Cada apartamento se ha bautizado con un nombre que evoca el pasado rural de la vivienda: “La Tiná”, “La Cámara”, “El Granero”, “El Pajar” y “El Aprisco”. “La Tiná” está adaptado para personas con movilidad reducida. Es el único alojamiento rural con piscina que hay en los alrededores, y dispone también de zonas comunes para todos los huéspedes (comedor, barbacoa, jardín, etc.).
La reforma ha tenido un coste de unos 260 000 € (60 000 € por encima del presupuesto inicial), pues se realizó una remodelación completa de la vivienda. Para financiarla, Rodri ha contado con sus ahorros, un préstamo bancario y la financiación parcial de fondos europeos gestionados por el GDR Sierra de Segura (un grupo de acción local), además de la ayuda de familiares para acometer el exceso en el presupuesto.
Tramitar la subvención ha sido un proceso muy complicado y tedioso, el que más esfuerzo ha requerido. El proyecto para el que se solicitó la subvención alcanzaba los 221 000 €, de los cuales inicialmente se iba a financiar casi el 50 %. A causa de unos problemas con la justificación de la ejecución de la obra, el importe de la subvención se redujo hasta los 56 000 €. No solo eso: el proceso fue un tanto accidentado, teniendo incluso que presentar un recurso potestativo para poder acceder finalmente a los fondos.
Además, Rodri considera que esta modalidad de ayuda no es nada operativa: si no dispones del 100 % del capital inicial no puedes optar a la subvención (pues el plan económico no sería viable), por lo tanto no es útil para la mayoría de emprendedores; los trámites burocráticos son muy arduos (él la solicitó en enero de 2018 y la resolución provisional tardó un año, y al tener que recurrir la concesión de la ayuda todo se retrasó aún más), sostiene que existen intereses políticos en los grupos de acción local, etc.
También solicitó la bonificación de la licencia de obras para rehabilitar la casa (unos 6 500 €), pero el Pleno del Ayuntamiento votó en contra, pese a que Rodri sostiene que la actividad cumple con todos los requisitos legales para haber sido subvencionada.
Los apartamentos abrieron al público en octubre de 2019. Apenas seis meses más tarde, el Gobierno de España decretó el confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19 y la actividad turística se interrumpió hasta el verano de 2020, cuando los apartamentos pudieron abrir nuevamente.
Antes de emprender en este negocio, Rodri no tenía formación académica ni experiencia en el sector turístico ni en la hostelería, “pero tenía todo mi bagaje personal”. Ha sido un proceso totalmente autodidacta, con la ayuda de Internet y la asistencia a algunas jornadas o ferias de turismo; una aventura empresarial en toda regla.
Tampoco ha utilizado los recursos que la Administración Pública presta para ayudar a los emprendedores (como por ejemplo los Centros Andaluces de Emprendimiento). Rodri se ha encargado de realizar todos los trámites administrativos.
Durante todo ese tiempo, Rodri había estado compaginando los tres trabajos: pastor, empresario turístico y enfermero. Ha sido necesaria la ayuda de la familia para poder cumplir con todo. Pero no ha sido fácil: su padre ha estado en contra desde el primer momento; no veía bien que su hijo se dedicara a ser pastor (“quería que tuviese una vida mejor”), ni que invirtiera tanto dinero en el negocio turístico, pero aun así le echa una mano con el ganado.
Pero Rodri lo ha tenido claro: “he venido aquí a cumplir mis sueños”. Finalmente, en noviembre de 2020 abandonó el empleo en el hospital para dedicarse por completo a las ovejas y los turistas